domingo, 12 de noviembre de 2017

La piel que se arranca






"Con qué tristeza miramos
Un amor que se nos va
Es un pedazo del alma
Que se arranca sin piedad
Es un pedazo del alma
Que se arranca sin piedad"
Buena Vista Social Club





Eres la ausencia que cuando está cerca se resbala de ansias por morder lo que aún queda, distancia que pica como hormiga roja escalando desde la punta del dedo pequeño hasta la cima de los latidos que se aceleran cuando nos agitamos al danzar.

Preferir ser ciego para que los otros no divulguen la fuerza que se genera cuando estamos juntos. El cuerpo nos excede, nos rebasa y por eso no lo necesitamos, porque vamos lento, caminando y arrastrando los pies.







Arrastrándose como caracoles que dejan rastro, dejamos impresos los gestos el uno en el otro.
Cuando uno se resigna el otro lucha porque la resignación siga siendo fuerza, mientras se deshace uno, el otro siente, y cuando uno siente los dos hablan.









Hablar, decir, contar historias y cuentos de literatura que se extienden en metáforas de la realidad, eso eres tú, una rasgadura en lo real, un personaje de literatura que se escapó de otros cuentos para construir algo que no deseamos dejar de definir.
Un niño que no deja de recoger leña, un joven que sigue quitando las capas de cebolla, el niño inquieto que vive con su abuelita, el inquieto enamorado de esa niña que no recibió la carta de amor, o de esa chica que te obsequió una medalla antes de marchar.







Pedazos de historias para contar a tus próximos confidentes y compartir una risa, esos son los rastros que imprimes en el mundo sin dejar de parar, un caracol sin caparazón, un pedazo de cuerpo que se encarna en otros y después se arranca cuando tiene que marcar otros ritmos en otras pistas de baile donde los cuerpos se escurren, se adaptan, se acogen, se hablan, se enamoran, se confiesan.

Caracol de selva, de mar, de río, que también existe en el desierto. Sin pensar sigue su camino, sintiendo para que los otros lo sientan y nos sintamos, así hablamos, sintiendo, viviendo, saltando, corriendo, caminando hasta que tu cuerpo no pueda más y deje resbalar de la piel los pedazos de ti que nos arrancamos cuando te vas imprimiendo tu rastro.