Crucé el puentes de las horas,
me desvié a segundos en cámara lenta
y ahora ya no quiero regresar.
Parece que todos saben que el viento me ha pasado
por el cuerpo,
ese cuerpo donde ahora mismo me acurruco y no quiero salir,
pero también ese cuerpo en donde se acurrucó
el viento, la lluvia, la luz del sol y de paso tú.
Contemplo el sol que conozco por primera vez
con esos rayos rebotando cual espejo sobre el pasto,
y pienso en los masajes de cálido aprecio que me encontraron,
los saltos mortales hacia el horizonte que aprendí y
y pienso en los masajes de cálido aprecio que me encontraron,
los saltos mortales hacia el horizonte que aprendí y
los sonidos de trabajo que me ayudaron a callar
los molestos pensamientos.
Ayer era el último día de los últimos días,
y nuestras miradas chocaban a través de cachitos
de segundo, seguido de silencio.
Nos encontramos entre pasos de baile removiendo la nieve
con montones de suspiros sin traducción a media noche,
con montones de suspiros sin traducción a media noche,
chocamos explotando tormentas y paisajes,
entre el clima cálido que nos apapacho
en los encuentros a bocanadas de brisa,
El viento nos arrastro a contra reloj y periodos de diez minutos
por estado de clima que intentamos pausar a estrujones,
Experiencia de tristeza extendiendo sus brazos hacia nosotros
en forma de niebla, con nostalgia las estrellas nos miran detrás de las nubes.
Dice el diccionario que cuando se habla de
emoción,
Como ahora sé, que los buenos momentos
se arrancan como piel,
tuve que aprender, que la tristeza
esta vez era una experiencia compartida;
La tristeza como experiencia compartida
no es
caer o decaer,
no necesariamente es llorar,
no necesariamente es llorar,
no es nostalgia;
ni tampoco solo callar,
Pero si es silencio sonrojado y vestido
con nuestras tímidas sonrisa.
Aprendí que compartir la tristeza puede ser reír
disfrutando las últimas cosquillas,
buscar estrellas en tormentas,
esperar el arcoíris de las noches, tener apapachos largos,
esperar el arcoíris de las noches, tener apapachos largos,
nerviosos y pacientes.
¿Entonces la tristeza también a veces es una utopía?
¿Una romantización de algo que no quieres que se acabe?
¿Ingenuidad bohemia y mentira conceptual para resistir la verdad?
¡Me vale!
Que hermosa cuando la compartes,
y se
pega a ti como una mariposa en primavera
aferrándose
a tu cabeza.
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